lunes, 5 de octubre de 2015

LECTURAS DEL LUNES XXVII DEL T. ORDINARIO 5 DE OCTUBRE (VERDE)


¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?





ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Jn 14, 26; 15, 26)

Cuando venga el Espíritu de verdad, Él los guiará hasta la verdad plena, dice el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, ante quien todo corazón está abierto y todo propósito se descubre, a quien ningún secreto se oculta, purifica, por la efusión del Espíritu Santo, los proyectos de nuestro corazón, para que merezcamos amarte con toda perfección y alabarte dignamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Se levantó Jonás para huir del Señor.

Del libro del profeta Jonás: 1, 1-2, 1. 11


El Señor le dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay, y le dijo: "Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predica en ella que su maldad ha llegado hasta mí".

Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor, y llegó a Jafa, donde encontró un barco que salía para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para dirigirse a Tarsis, lejos del Señor.

Pero el Señor desencadenó un gran viento sobre el mar y provocó una tormenta tan fuerte, que el barco estaba a punto de naufragar. Los marineros tuvieron miedo y se pusieron a invocar cada uno a su dios. Luego echaron al mar la carga para aligerar la nave.

Mientras tanto, Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente. El capitán se le acercó y le dijo: "¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu Dios, a ver si Él se compadece de nosotros y no perecemos".

Luego se dijeron unos a otros: "Echemos suertes para ver quién tiene la culpa de esta desgracia". Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron: "Dinos por qué nos ha sobrevenido esta desgracia, cuál es tu oficio, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres".

Él les respondió: "Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra". Entonces aquellos hombres tuvieron mucho miedo y le dijeron: "¿Por qué has hecho esto?" Pues él acababa de decirles que iba huyendo del Señor. Y como el mar seguía encrespándose, le preguntaron: "¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se calme?" Él les respondió: "Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se calmará, pues sé que por mi culpa les ha sobrevenido esta tormenta tan fuerte".

Los hombres se pusieron a remar para alcanzar la costa, pero no pudieron, porque el mar seguía encrespándose en torno a ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo: "Señor, no nos hagas morir por culpa de este hombre, ni nos hagas responsables de la muerte de un inocente, ya que es clara tu voluntad".

Entonces levantaron a Jonás y lo arrojaron al mar y el mar calmó su furia. Y aquellos hombres temieron mucho al Señor; le ofrecieron un sacrificio y le hicieron promesas.

Dispuso el Señor que una ballena se tragara a Jonás, el cual estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches. Entonces el Señor le ordenó a la ballena que vomitara a Jonás en tierra firme.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Jonás 2 

R/. En el peligro grité al Señor y me atendió.

En el peligro grité al Señor y me atendió. Desde el vientre del abismo te pedí auxilio y me escuchaste. R/.

Me habías arrojado al fondo, en alta mar, me rodeaba la corriente, tus torrentes y tus olas me arrollaban. R/.

Entonces pensé: "Me has arrojado de tu presencia; ¿quién pudiera ver otra vez tu santo templo?" R/.

Cuando se me acababan las fuerzas, invoqué al Señor y llegó hasta ti mi oración, hasta tu santo templo. R/.



ACLAMACIÓN (Jn 13, 34) 




R/. Aleluya, aleluya.

Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R/.


¿Quién es mi prójimo?

Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 25-37


En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?" El doctor de la ley contestó: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has contestado bien; si haces eso, vivirás".

El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: `Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso'.

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?" El doctor de la ley le respondió: "El que tuvo compasión de él". Entonces Jesús le dijo: "Anda y haz tú lo mismo". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, con agrado la ofrenda espiritual que traemos a tu altar con todo el anhelo de nuestra devoción, y concede a tus siervos un espíritu recto, para que su fe te haga aceptables estos dones y su humildad los recomiende ante ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO II DEL ESPÍRITU SANTO


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque de tal manera gobiernas a tu Iglesia, que en todo lugar y en cada momento, le proporcionas lo que más conviene.

No cesas, en efecto, de asistirla con la fuerza del Espíritu Santo, para que confiada siempre a ti en el amor, ni abandone la plegaria en la tribulación, ni deje de darte gracias en el gozo, por Cristo, Señor nuestro.

Por eso, unidos a los coros angélicos, te aclamamos, llenos de alegría, diciendo: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 15, 26; 16, 14)

El Espíritu que procede del Padre, me glorificará, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios nuestro, que te has dignado alimentarnos con manjares celestiales, infunde la suavidad de tu Santo Espíritu en lo más íntimo de nuestros corazones, para que se nos convierta en don eterno lo que en el tiempo hemos recibido devotamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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