domingo, 1 de septiembre de 2013

LECTURAS DEL DOMINGO XXII DEL T. ORDINARIO 1 DE SEPTIEMBRE


El que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.





ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 85, 3. 5)

Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco. Tú eres bueno y clemente y no niegas tu amor al que te invoca.

ORACIÓN COLECTA

Dios misericordioso, de quien procede todo lo bueno, inflámanos con tu amor y acércanos más a ti a fin de que podamos crecer en tu gracia y perseveremos en ella. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Hazte pequeño y hallarás gracia ante el Señor.

Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 3, 19-21. 30-31


Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor, porque sólo Él es poderoso y sólo los humildes le dan gloria.

No hay remedio para el hombre orgulloso, porque ya está arraigado en la maldad. El hombre prudente medita en su corazón las sentencias de los otros, y su gran anhelo es saber escuchar. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 67 

R/. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.

Ante el Señor, su Dios, gocen los justos, salten de alegría. Entonen alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la cítara. R/.

Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; Él fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos. R/.

A tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste, Señor, de tus favores y habitó tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó para los pobres. R/.

Se han acercado ustedes a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente.


De la carta a los hebreos: 12, 18-19. 22-24


Hermanos: Cuando ustedes se acercaron a Dios, no encontraron nada material, como en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni obscuridad, ni tinieblas, ni huracán, ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas por aquella voz que los israelitas no querían volver a oír nunca.

Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión festiva de miles y miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de todos los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN (Mt 11, 29) 

R/. Aleluya, aleluya.

Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. R/.


El que se engrandece a sí mismo, será humillado y el que se humilla, será engrandecido.

Del santo Evangelio según san Lucas: 14, 1. 7-14


Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:

"Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: 'Déjale el lugar a éste', y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate a la cabecera'. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido".

Luego dijo al que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

PLEGARIA UNIVERSAL


Dios nos ha invitado a la mesa de su banquete, y nosotros hemos respondido con fe y agradecimiento. Por eso ahora podemos presentarle confiadamente nuestras plegarias, por nosotros y por el mundo entero.

Después de cada petición diremos:

Padre, escúchanos, y aumenta nuestra fe.

Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que ejerzan fielmente su ministerio. Oremos.

Por toda la familia humana, para que goce abundantemente de tus bendiciones. Oremos.

Por nuestros gobernantes, especialmente el Presidente de la República, para que busquen con sinceridad el bienestar de los mexicanos. Oremos.

Por los que estamos reunidos en la fe y en la caridad, para que demos con nuestra vida un firme testimonio de adhesión a Cristo. Oremos.

Escucha, Padre, nuestra oración, y envía tu Espíritu Santo sobre toda la humanidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, los dones que te presentamos y realiza en nosotros con el poder de tu Espíritu, la obra redentora que se actualiza en esta Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 30, 20)

Qué grande es la delicadeza del amor que tienes reservada, Señor, para tus hijos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que este sacramento con que nos has alimentado, nos haga crecer en tu amor y nos impulse a servirte en nuestros prójimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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