domingo, 14 de abril de 2013

LECTURAS DEL DOMINGO III DE PASCUA 14 DE ABRIL



"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?"





ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 65, 1-2)

Aclamen al Señor, habitantes todos de la tierra, canten un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Señor, tú que nos has renovado en el espíritu al devolvernos la dignidad de hijos tuyos, concédenos aguardar, llenos de júbilo y esperanza, el día glorioso de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo.

Del libro de los Hechos de los apóstoles: 5, 27-32. 40-41


En aquellos días, el sumo sacerdote reprendió a los apóstoles y les dijo: "Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre".

Pedro y los otros apóstoles replicaron: "Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios lo exaltó y lo ha hecho Jefe y Salvador, para dar a Israel la gracia de la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen".

Los miembros del sanedrín mandaron azotar a los apóstoles, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 29 

R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Aleluya.

Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R/.

Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R/.

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.

Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza.


Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 5, 11-14


Yo, Juan, tuve una visión, en la cual oí alrededor del trono de los vivientes y los ancianos, la voz de millones y millones de ángeles, que cantaban con voz potente:

"Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza".

Oí a todas las creaturas que hay en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar —todo cuanto existe—, que decían:

"Al que está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos". Y los cuatro vivientes respondían: "Amén". Los veinticuatro ancianos se postraron en tierra y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN 



R/. Aleluya, aleluya.

Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y se compadeció de todos los hombres. R/.


Jesús tomó el pan y el pescado y se los dio a los discípulos.

Del santo Evangelio según san Juan: 21, 1-19


En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.

Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces Él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.

Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.

Tan pronto como saltaron a tierra vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres?, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.

Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.

Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".

Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL


Oremos a Jesús resucitado, vida y esperanza para la humanidad entera.

Después de cada petición diremos: Jesús resucitado, escúchanos y aumenta nuestra fe.

Por las Iglesias de Oriente y Occidente, por todos los bautizados en la vida nueva de Jesús resucitado. Oremos.

Por el Papa Benedicto, por su próximo cumpleaños. Oremos.

Por los sacerdotes de nuestra parroquia y de nuestra diócesis. Oremos.

Por los niños que durante esta Pascua nacerán a la vida nueva por el Bautismo; por los que participarán de la Comunión por primera vez y por los que serán confirmados con el don del Espíritu Santo. Oremos.

Por los adultos, jóvenes y niños que sufren y lloran en el dolor, en el hambre, en la guerra, en la miseria o en la soledad. Oremos.

Por los que nos hemos reunido aquí en torno al Señor resucitado, por nuestros vecinos, amigos y familiares, y por nuestros compañeros de trabajo o de estudio. Oremos.

Jesús resucitado, envíanos tu Espíritu para que seamos signos transparentes de tu amor en el mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con El, un día, de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Pascua.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Jn 21, 12-13)

Dijo Jesús a sus discípulos: Vengan y coman. Y tomó un pan y lo repartió entre ellos. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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