domingo, 1 de enero de 2012

LECTURAS DEL DOMINGO 1 DE ENERO OCTAVA DE NAVIDAD SANTA MARÍA MADRE DE DIOS


Santa María Madre de Dios
María, por su parte,
conservaba
todos estos recuerdos y los
meditaba en su corazón.


LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA


Antífona de Entrada
Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor; y se le llamará "Admirable, Dios, Príncipe de la paz, Padre perpetuo"; y su reino no tendrá fin.
Se dice "Gloria".
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, que por la maternidad virginal de María diste al género humano el don de la salvación eterna, concédenos sentir la intercesión de aquélla por quien recibimos al autor de la vida, Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina contigo...
Amén.
Primera Lectura
Invocarán mi nombre y yo los bendeciré

Lectura del libro de los Números
6, 22-27
En aquel tiempo el Señor dijo a Moisés:
"Di a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja; haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor; que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 66, 2-3.5.6 y 8
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Que Dios se apiade y nos bendiga, que haga brillar su rostro sobre nosotros; para que se conozcan en las tierra tus caminos, tu salvación en todas las naciones.
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Que se alegren y canten de júbilo las naciones, porque juzgas rectamente los pueblos y gobiernas las naciones de la tierra.
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Oh Dios, que te den gracias los pueblos, que todos los pueblos te den gracias. Que Dios nos bendiga y que lo teman hasta los más remotos lugares de la tierra.
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Segunda Lectura
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
4, 4-7
Hermanos: Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo el dominio de la ley, para liberarnos del dominio de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios.
Y la prueba de que ustedes son hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que grita: ¡Padre! De modo que ya no eres siervo, sino hijo, y como hijo, también heredero por gracia de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones y de muchas maneras, habló Dios en el pasado a nuestros antepasados por boca de los profetas; ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.
Aleluya.
Evangelio
Encontraron a María, a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los pastores fueron de prisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que el ángel les había dicho de este niño. Y cuantos escuchaban lo que decían los pastores, se quedaban maravillados. María, por su parte, conservaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón.
Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios, porque todo cuanto habían visto y oído era tal como les habían dicho.
A los ocho días, cuando lo circuncidaron, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel ya antes de la concepción.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice "Credo".
Oración de los Fieles
Celebrante:
Levantemos, hermanos y hermanas, nuestra voz suplicante al Señor y, por la poderosa intercesión de la Madre de su Hijo, imploremos la misericordia divina en favor de todos los seres humanos:
(Respondemos a cada petición : Escúchanos, Señor).
Para que los fieles, a imitación de María, mediten y conserven en su corazón y anuncien con celo lo que han oído del Hijo de Dios, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que los seres humanos de todas las razas y pueblos descubran que tienen un único Dios, Padre de todos, y nunca se comporten como enemigos unos de otros, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que llegue a la presencia del Señor el lamento de los que sufren a causa de las guerras, y pronto puedan experimentar el retorno de la paz a sus hogares y naciones, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que los que hoy nos hemos reunido para dedicar al Señor las primicias de este año nuevo, vivamos en paz todos sus días y podamos ver con salud y alegría su fin, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Tu trono, Dios nuestro, permanece para siempre y tus años no se acaban; escucha, pues, nuestras súplicas y bendice el año que hoy comenzamos: que nuestro trabajo cotidiano nos dé el pan de cada día, y nuestras almas encuentren también el alimento necesario para avanzar en el camino del bien y en la contemplación fiel de tu palabra.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Señor y Dios nuestro, que en tu providencia das principio y cumplimiento a todo bien, concede, te rogamos, a cuantos celebramos hoy la fiesta de la Madre de Dios, santa María, que así como nos llena de gozo
celebrar el comienzo de nuestra salvación, nos alegremos un día de alcanzar su plenitud.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Maternidad de la santísima Virgen María
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la maternidad de santa María, Madre de Dios siempre Virgen. Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo, y, sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que estos sacramentos celestiales que hemos recibido con alegría, sean fuente de vida eterna para nosotros, que nos gloriamos de proclamar a la siempre Virgen María como Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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