domingo, 7 de agosto de 2011

LECTURAS DEL SÁBADO XVIII DEL T. ORDINARIO 6 DE AGOSTO LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

Vísperas I del domingo: 3a semana del Salterio. Tomo IV: p. 945. Para los fieles: p. 642. Ed. popular: pp. 202 y 474. Fiesta (Blanco)

LA GLORIA QUE SELLA EL CAMINO DEL JUSTO



Dn 7, 9-10. 13-14; Mt 17, 1-9


El libro de Daniel sostiene la esperanza de un pueblo postrado y humillado por la política imperialista de los griegos. Los israelitas fieles a su identidad y su tradición religiosa no se dejan aplastar. En medio de los momentos difíciles que atraviesan, reconocen las señales discretas de la presencia de Dios. La realidad sobrenatural es alentadora. Dios sigue atento a la suerte de su pueblo. En el relato de la transfiguración, Jesús intenta desvelar la hondura de su misterio. Más allá de las apariencias y detrás del destino violento que se avecina, despuntará la plenitud de la vida. La victoria del justo no es una ilusión. Es la palabra última y definitiva que el Padre pronunciará por su Hijo.


ANTÍFONA DE ENTRADA (cfr. Mt 17, 5)


El día de la Transfiguración apareció el Espíritu Santo en una nube luminosa y se oyó la voz del Padre celestial que decía: Éste es mi Hijo unigénito, en quien he puesto todo mi amor. Escúchenlo.


Se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que en la Transfiguración gloriosa de tu Hijo unigénito fortaleciste nuestra fe con el testimonio de Moisés y Elías y nos dejaste entrever la gloria que nos espera, como hijos tuyos, concédenos seguir el Evangelio de Cristo para compartir con Él la herencia de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Su vestido era blanco como la nieve.


Del libro del profeta Daniel: 7, 9-10. 13-14


Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, y sus cabellos, blancos como lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas. Un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles lo servían, millones y millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros. Yo seguí contemplando en mi visión nocturna y vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.



Del salmo 96


 R/. Reina el Señor, alégrese la tierra.


Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Tinieblas y nubes rodean el trono del Señor que se asienta en la justicia y el derecho. R/.

Los montes se derriten como cera ante el Señor de toda la tierra. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. R/.

Tú, Señor altísimo, estás muy por encima de la tierra y mucho más en alto que los dioses. R/.




ACLAMACIÓN (Mt 17, 5)

 R/. Aleluya, aleluya.



Éste es mi Hijo muy amado, dice el Señor, en quien tengo puestas todas mis complacencias; escúchenlo. R/.



Su rostro se puso resplandeciente como el sol.


Del santo Evangelio según san Mateo: 17, 1-9



En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con Él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia; su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.


Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".


Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo". Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: "Levántense y no teman". Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.


Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos".

 Palabra del Señor.

 Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Santifica, Señor, los dones que te presentamos y, por la Transfiguración de tu Hijo, haz que esta Eucaristía nos purifique de todos nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO



En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.



Porque Cristo nuestro Señor reveló su gloria ante los testigos que Él escogió; y revistió con máximo esplendor su cuerpo, en todo semejante al nuestro, para quitar del corazón de sus discípulos el escándalo de la cruz y anunciar que toda la Iglesia —su cuerpo—, habría de participar de la gloria, que tan admirablemente resplandecía en Cristo, su cabeza.


Por eso, con los ángeles, que te cantan en el cielo, nosotros te alabamos en la tierra diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...



ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (1 Jn 3, 2)


Cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Que la comunión que hemos recibido nos asemeje, Señor, cada día más a tu Hijo, cuya gloria quisiste manifestarnos en su Transfiguración. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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