sábado, 25 de junio de 2011

LECTURAS DEL DOMINGO XIII T. ORDINARIO 26 DE JUNIO

EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ, LA ENCONTRARÁ




2 R 4, 8-11. 14-16; Rm 6, 3-4. 8-11; Mt 10, 37-42
Las relaciones y los vínculos familiares son expresión del amor. Una madre anciana y sin hijos acoge al profeta Eliseo en sus correrías. Este viendo su angustia y su aflicción, se compadece de ella y en nombre de Dios le anuncia que próximamente dará a luz a un hijo. Las relaciones familiares son indudablemente valiosas. Sin embargo, el mensaje del evangelio nos anima a relativizarlas poniéndolas por debajo del amor y la fidelidad a Dios. Quien experimenta el amor excepcional del Padre, está dispuesto a despojarse de algo tan valioso como la propia vida, para entregarla sin reservas a fin de que otros tengan vida.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 46, 2)

Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.

ORACIÓN COLECTA

Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Este hombre es un hombre de Dios.
Del segundo libro de los Reyes: 4, 8-11. 14-16

Un día pasaba Eliseo por la ciudad de Sunem y una mujer distinguida lo invitó con insistencia a comer en su casa. Desde entonces, siempre que Eliseo pasaba por ahí, iba a comer a su casa. En una ocasión, ella le dijo a su marido:

"Yo sé que este hombre, que con tanta frecuencia nos visita, es un hombre de Dios. Vamos a construirle en los altos una pequeña habitación. Le pondremos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que se quede allí, cuando venga a visitarnos".
Así se hizo y cuando Eliseo regresó a Sunem, subió a la habitación y se recostó en la cama. Entonces le dijo a su criado:
"¿Qué podemos hacer por esta mujer?". El criado le dijo:
"Mira, no tiene hijos y su marido ya es un anciano". Entonces dijo Eliseo: "Llámala". El criado la llamó y ella, al llegar, se detuvo en la puerta. Eliseo le dijo: "El año que viene, por estas mismas fechas, tendrás un hijo en tus brazos"

Palabra de Dios.


Te alabamos, Señor.


Del salmo 88
R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.

Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor, y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre, y mi lealtad, más firme que los cielos". R/.

Señor, feliz el pueblo que te alaba y que a tu luz camina, que en tu nombre se alegra a todas horas y al que llena de orgullo tu justicia. R/.

Feliz, porque eres tú su honor y fuerza y exalta tu favor nuestro poder. Feliz, porque el Señor es nuestro escudo y el santo de Israel es nuestro rey. R/.


El bautismo nos sepultó con Cristo para que llevemos una vida nueva.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 6, 3-4. 8-11


Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con Él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre Él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre, y al resucitar vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.


Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN (1 P 2, 9)


R/. Aleluya, aleluya.


Ustedes son linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. R/.





El que no toma su cruz, no es digno de mí. Quien los recibe a ustedes me recibe a mí.




Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 37-42


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.



Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.

El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.

Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa".


 Palabra del Señor.


Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Con plena confianza en el amor de Dios, dirijámosle nuestra oración.
A cada petición diremos: Escúchanos, Padre.

1. Por los pastores de la Iglesia. Que den un buen testimonio del amor de Dios en medio del pueblo cristiano. Oremos.

2. Por todos los cristianos. Que tengamos la fuerza y la convicción para seguir el camino de Jesús con la radicalidad y la exigencia que requiere. Oremos.

3. Por todos los bautizados. Que renovemos cada día la gracia recibida y vivamos como auténticos hijos de Dios. Oremos.

4. Por todos los hombres y mujeres. Que la acogida y hospitalidad sean valores que ayuden a fomentar unas relaciones humanas más fraternas y solidarias. Oremos.

5. Por todas las actividades que organizan las parroquias y comunidades, especialmente para niños y jóvenes. Que sean espacios donde se viva y transmita la buena noticia del Evangelio. Oremos.

6. Por todos nosotros. Que la celebración de la Eucaristía sea alimento para nuestra vida cristiana de cada día. Oremos.

Escucha, Padre, las oraciones que te hemos dirigido con confianza de hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía por medio de la cual tú te dignas hacernos partícipes de los frutos de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 17, 20-21)

Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en sacrificio y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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