miércoles, 11 de mayo de 2011

LECTURAS DEL MIERCOLES TERCERO DE PASCUA 11 DE MAYO

 "La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día".



Hch 8, 1-8; Jn 6, 35-40


El Padre que ha enviado a Jesús es acogedor y compasivo. Se reconoce como Padre de todas las personas. Por eso, envía a Jesús para que invite a todos los hombres y mujeres de Israel a que participen de su amistad. El Padre está desbordante de vida y quiere compartirla con todos. El relato de los Hechos nos presenta las reacciones posteriores a la ejecución de Esteban. El anuncio de la vida nueva que Jesús regala, también genera oposición y violencia. Es una confrontación dura que silenciará a los testigos de la vida, pero que no podrá destruirla de forma definitiva. El Señor ha vencido a la muerte.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 70, 8. 23)


Que mi boca, Señor, se llene de alabanzas para poder cantarte; entonces mis labios se estremecerán de júbilo. Aleluya.


ORACIÓN COLECTA


Ayuda, Señor, con generosidad, a estos hijos tuyos a quienes has concedido el don de la fe, para que puedan, un día, alcanzar la felicidad eterna con tu Hijo resucitado, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA


Al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 8, 1-8




El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria.

Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel. Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio.

 Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.


Palabra de Dios.


Te alabamos, Señor.


Del salmo 65






R/. Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu obra es admirable". R/.

Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres. R/.

Él transformó el Mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el Señor es eterno y poderoso. R/.



ACLAMACIÓN (cfr. Jn 6, 40)




R/. Aleluya, aleluya.

El que cree en mí tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo resucitaré en el último día. R/.




La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna.



Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 6, 35-40





En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día".


 Palabra del Señor.


Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Concédenos, Señor, que este sacrificio pascual que vamos a ofrecerte, nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos obtenga de ti la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio I-V de Pascua.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN


El Señor, que nos redimió con su sangre, ha resucitado y ha hecho resplandecer su luz sobre nosotros. Aleluya.



ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención, nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener, así, nuestra felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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