domingo, 29 de mayo de 2011

LECTURAS DEL LUNES SEXTO DE PASCUA 30 DE MAYO



EL Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí .




SANTA JUANA DE ARCO


Hch 16, 11-15; Jn 15, 26-16, 4



El relato de los Hechos nos permite conocer las experiencias misioneras que permitieron a Pablo y Silas establecer la primera comunidad eclesial en Filipos. En dicho relato descubrimos algo que se volverá recurrente: una familia animada por el ejemplo del miembro principal, en este caso una mujer llamada Lidia, se decide a buscar al Señor e invita amigos, socios y parientes a hacer lo mismo. La fe se transmite dándola. En el evangelio, el Señor nos advierte que no siempre la misión encuentra una respuesta favorable. La oposición al mensaje aparece con cierta frecuencia. Conviene recordarlo para no desalentarse.



ANTÍFONA DE ENTRADA (Rm 6, 9)



Cristo resucitado, ya no puede morir; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.


ORACIÓN COLECTA


Concédenos, Dios misericordioso, que la celebración del santo tiempo de la Pascua produzca siempre frutos abundantes en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


El Señor tocó el corazón de Lidia para que aceptara el mensaje de Pablo.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 16, 11-15



Por aquellos días, zarpamos de Tróade y navegamos rumbo a Samotracia; al día siguiente, hacia Neápolis y de ahí a Filipos, colonia romana y ciudad principal de la región de Macedonia.



En Filipos nos quedamos unos días. El sábado salimos de la ciudad y nos fuimos por la orilla del río hasta un sitio donde solían tenerse las reuniones de que llaman acudido.


Entre las que nos escuchaban, había una mujer, llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, comerciante en púrpura, que adoraba al verdadero Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara el mensaje de Pablo. Después de recibir el bautismo junto con toda su familia, nos hizo esta súplica: "Si están convencidos de que mi fe en el Señor es sincera, vengan a hospedarse en mi casa". Y así, nos obligó a aceptar. 

Palabra de Dios. 


Te alabamos, Señor.





Del salmo 149


 R/. El Señor es amigo de su pueblo. Aleluya.



Entonen al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo. R/.


En honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes. R/.


Que se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus hogares, que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo se complace. R/.




ACLAMACIÓN (cfr. Jn 15, 26. 27) 


R/. Aleluya, aleluya.



El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos. R/.




El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí.


Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 15, 26-16, 4


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo. Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo". 

Palabra del Señor.


Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con Él, un día, de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio I-V de Pascua.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 20, 19)


Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz sea con ustedes". Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Mira, Señor, con bondad, a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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